SICA y el futuro de Centroamérica

Stephen Sefton2 de julio 2023 Los profundos cambios en proceso ahora en las relaciones internacionales impactan seriamente a Centroamérica por motivo de su ubicación estratégica. La región une el enorme continente de las Américas a la vez que, por ser un istmo angosto, facilita el tránsito entre dos océanos. Esa misma ubicación geográfica también expone la región de manera desproporcionada a las secuelas del cambio climático. Los países de la región han trabajado para aumentar su capacidad de respuesta a los diversos desafíos que la región enfrenta por medio del Sistema de Integración Centroamericano SICA, fundado en 1991. Desde 2013, SICA incluye la República Dominicana. Es una iniciativa de integración regional que cobra todavía mayor importancia en el actual momento histórico. Con una una extensión territorial de más de 570,000 km2, los países del SICA tienen una población total de 61 millones, más grande que la de Colombia. Incluyendo la cifra para República Dominicana con los datos correspondientes de la Secretaría de Integración Económica para América Central (SIECA), se calcula el producto interno bruto de los países de SICA en base a precios constantes en más de US$380 mil millones; basado en la paridad de poder adquisitivo sería más de US$930 mil millones. En la última década, los países centroamericanos han tenido niveles de crecimiento mayores del promedio mundial. Por ejemplo, entre 2014 y 2018 su crecimiento fue de 4.4% en promedio, mientras lo demás de América Latina y el Caribe fue de menos de 1% y para todo el mundo alrededor de 3.5% Aparte de su posición estratégica, sus abundantes recursos naturales, hídricas y minerales, y su gran potencial económica, América Central es una de las regiones de mayor importancia ambiental. Contiene el Corredor Biológico Mesoamericano con 10% de la biodiversidad mundial, la segunda barrera coralina más grande del mundo, y extensos áreas de bosque que cubren aproximadamente 40% de su territorio. Por motivo de su ubicación y sus recursos naturales, la región siempre ha sufrido la agresión imperialista de parte, primero, de los poderes europeos y, luego, por el expansionismo de Estados Unidos. Sin embargo, de manera paulatina, los cambios a nivel regional y nivel internacional en este nuevo siglo han llevado los países centroamericanos a reconocer las nuevas realidades y oportunidades presentadas. A nivel regional, entre 2004 y 2013, las iniciativas del Petrocaribe y de la Alternativa Bolivariana de Nuestras Américas (ALBA) abrieron la región a una visión de desarrollo socio-económico más eficaz y más humano que el capitalismo neoliberal recetado por Estados Unidos y Europa. A nivel internacional, el tremendo desarrollo comercial de la República Popular China y su lanzamiento de la iniciativa de la Franja y Ruta hace diez años han creado importantes alternativas para el comercio, la inversión, las finanzas públicas y la cooperación para el desarrollo en múltiples campos. Los nuevos escenarios en proceso, tanto en términos de cambio climático como de geopolítica y desarrollo económico, plantean nuevos retos a la vez claros y complejos. El tema del reconocimiento de la República Popular China es fundamental. Seis países miembros de SICA reconocen el principio de una sola China, solo Guatemala y Belice siguen reconociendo a Taiwán. Otro tema sensible, relacionado con la política externa para SICA, es el reconocimiento de la Federación Rusa como país observador acordado en 2018 pero todavía no implementado. El pasado mes de abril en una reunión de los Cancilleres de los países miembros del SICA, el compañero Canciller Denis Moncada explicó la posición de Nicaragua, “Es un absurdo que, donde hay mayoría de países que tienen relación con la República Popular China, en el SICA se mantenga Taiwán, que solamente lo reconocen dos países y por otro lado quieren bloquear la integración de naciones como Rusia que tiene relación con todo Centroamérica.” Por supuesto, los países de la región sienten presión de parte de Estados Unidos a tomar posiciones contra China y Rusia. Pero hasta el momento, solo Guatemala ha expresado formalmente su apoyo a Ucrania en la guerra de la OTAN contra Rusia. En adición a estas diferencias en temas de relaciones internacionales, los países miembros del SICA enfrentan otros desafíos urgentes Los perniciosos efectos del crimen organizado nacional y transnacional provocan grandes daños sociales y altos costos económicos. Con su estrategia de muro de contención y sus políticas de policía comunitaria, Nicaragua ha vencido los intentos del crimen organizado transnacional de instalarse en el país. Y mientras las políticas de mano dura pueden tener un efecto positivo en reducir las cifras de asesinatos, suelan a transformar las cárceles en sedes centrales de las operaciones de extorsión. La extorsión en Guatemala, El Salvador y Honduras ha sido exacerbado por las políticas de encarcelación e involucra redes de corrupción en las fuerzas de seguridad, en los sistemas judiciales y también entre oficiales de migración. El combate al fenómeno requiere identificar e investigar sofisticados estructuras de lavado de dinero que tocan actividades económicas de todo tipo. El valor total de los fondos derivados de la extorsión en la región para el año 2022 se ha estimado en más de mil millones de dólares. Estas actividades criminales están íntimamente ligadas al narcotráfico. Nicaragua fue testigo durante el fallido intento de golpe de 2018 de como el narcotráfico y el crimen organizado fomentan el terrorismo y en El Salvador, Guatemala y Honduras han provocado repetidas incidentes terroristas sangrientos. Otro desafío regional derivado de la falta de seguridad ciudadana y de la pobreza es la trágica realidad de la migración. Desde 2018, Nicaragua y los otros países del SICA han abogado por mayor gestión para promover una migración legal, ordenada y segura que es de suma importancia para la protección de las personas, especialmente las mujeres y niñas y niños, de los traficantes y otros criminales depredadores. El medio norteamericano CBS ha reportado que más de 130,000 niñas y niños migrantes no acompañados se albergaron en el sistema del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos en 2022, la gran mayoría de América Central. El gobierno de México ha

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