Nicaragua participa en Encuentro Juvenil China-América Latina 2025

Los Compañeros Benjamín Beltrán y Raquel Hernández, por parte de Nicaragua, participan en el Encuentro Juvenil China-América Latina2025, que se está realizando en la Hermana República Popular China durante la segunda mitad de Junio. Durante el segundo día l@s Compañer@s visitaron el Museo del Partido Comunista de China, donde compartieron conocimiento sobre las luchas del Pueblo chino, acompañados por el Compañero Tito Ke del Departamento Internacional del Comité Central del PCCH. De igual forma participaron del Taller sobre Políticas Exteriores de China y la Relación China-CELAC de la Nueva Era, retomando los 5 Principios como el Respeto Mutuo por la Soberanía y la Integridad Territorial, No Agresión Mutua, No Interferencia en los Asuntos Internos de otros Países, Igualdad y Beneficio Mutuo, y la Coexistencia Pacífica; así mismo, han participado en entrevistas con el Viceministro del Partido Comunista de China, Compañero Lu Kang.

La guerra de agresión de Israel y la respuesta legítima de Irán

Por Esmaeil Baqaei, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán La guerra de agresión de Israel y la respuesta legítima de Irán 14 de junio de 2025 – 22:23 El mundo debe estar unido para contrarrestar al agresor. TEHERÁN – En la madrugada del 13 de junio de 2025, Israel lanzó un ataque armado a gran escala y sin provocación contra Irán. Este fue un acto de agresión atroz en toda su magnitud. Mediante ataques aéreos, con misiles y drones coordinados, atacó barrios residenciales, infraestructura civil, autoridades públicas e instalaciones nucleares sujetas a las salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Estas acciones constituyen una grave e inequívoca violación del derecho internacional, en particular del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, y de la Carta de las Naciones Unidas. En un caso particularmente atroz, un ataque israelí contra un edificio residencial causó la muerte de 60 civiles, entre ellos 35 niños y mujeres. En una nueva oleada de operaciones militares, Israel también comenzó a atacar infraestructuras y emplazamientos industriales. El principal pretexto para el ataque fue el programa nuclear iraní. Como ha verificado reiteradamente el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), las instalaciones nucleares iraníes se utilizan exclusivamente con fines pacíficos y siguen sujetas al régimen de inspección más exhaustivo e intrusivo administrado bajo los auspicios internacionales. El ataque del régimen israelí contra estas instalaciones nucleares civiles protegidas constituye un acto deliberado de agresión y una flagrante violación del derecho internacional y del marco jurídico que rige la seguridad nuclear. Como lo reafirmó el Director General del OIEA, Sr. Rafael Grossi, durante la reciente sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las Resoluciones GC(XXIX)/RES/444 y GC(XXXIV)/RES/533 de la Conferencia General del OIEA dejan claro que cualquier ataque armado contra instalaciones nucleares dedicadas a fines pacíficos constituye una violación de la Carta de las Naciones Unidas, el Estatuto del OIEA y los principios fundamentales del derecho internacional. Estas resoluciones subrayan los graves riesgos que tales ataques representan para la seguridad nuclear y destacan su profundo impacto desestabilizador en la paz regional e internacional. La naturaleza del ataque no deja lugar a ambigüedades: constituye un acto de agresión en violación directa del derecho internacional. Claramente se ha traspasado el umbral legal. El régimen israelí tiene un historial prolongado y bien documentado de uso ilícito de la fuerza contra Estados soberanos. Sus repetidos ataques contra la población civil, infraestructuras críticas y lugares protegidos reflejan un desprecio sistemático por los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Este último ataque no es un episodio aislado; forma parte de una política sistemática que instrumentaliza la coerción y desafía abiertamente el orden jurídico internacional. El Estado de derecho no se está descuidando, sino que se está desmantelando deliberadamente. Es necesario reconocer el contexto más amplio de la conducta del régimen israelí. Israel está actualmente sujeto a procedimientos ante la Corte Internacional de Justicia por presuntos actos de genocidio en Gaza, y sus altos dirigentes, incluido el primer ministro Benjamín Netanyahu, enfrentan acusaciones creíbles de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, incluyendo ataques deliberados contra civiles, el uso de la hambruna como método de guerra y la imposición sistemática de castigos colectivos. Estos no son incidentes aislados. Forman parte de una política persistente de represión militarizada, impunidad institucionalizada y desprecio por los principios fundamentales del derecho internacional, incluidos los derechos humanos y el derecho humanitario. En un momento en que la credibilidad del sistema internacional está bajo intenso escrutinio, la aplicación selectiva de los principios jurídicos y la confianza en la conveniencia política amenazan con desplazar los valores fundamentales de la coherencia, la rendición de cuentas y el estado de derecho. En respuesta a la agresión ilegal y no provocada del régimen israelí, la República Islámica de Irán ejerció legítimamente su derecho inherente a la legítima defensa, consagrado en el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Este derecho fundamental permite a un Estado defender su soberanía e integridad territorial ante un ataque armado. La respuesta de Irán se apegó estrictamente a los principios y parámetros establecidos por el derecho internacional, garantizando que sus acciones fueran mesuradas, necesarias y apropiadas a las circunstancias. En concreto, la respuesta de Irán se calibraron cuidadosamente para ser proporcional a la amenaza y al ataque militar israelí. La respuesta se dirigió exclusivamente a objetivos militares legítimos, incluyendo centros de mando y control, instalaciones militares estratégicas e infraestructura operativa directamente vinculada al ataque ilícito. En todo momento, Irán mantuvo un estricto cumplimiento de las normas del derecho internacional humanitario, priorizando la minimización de los daños colaterales. La incapacidad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para responder con decisión a este acto de agresión representa un incumplimiento de su responsabilidad fundamental de mantener la paz y la seguridad internacionales. En ocasiones anteriores, el Consejo ha actuado con rapidez y unánimemente. Tras el ataque israelí de 1981 al reactor nuclear iraquí de Osirak, el Consejo adoptó la Resolución 487, condenando el ataque y afirmando la inviolabilidad de las instalaciones nucleares con fines pacíficos. Ese precedente sigue siendo inequívoco. La ley sigue siendo clara. Sin embargo, hoy en día, el Consejo se encuentra paralizado: sus deliberaciones se ven sofocadas por la presión política y la protección que le ofrece un pequeño grupo de Estados poderosos. Esta inacción amenaza con erosionar los cimientos mismos del sistema multilateral. Irán insta a la comunidad internacional a condenar este acto de agresión y reafirma su compromiso con la Carta de las Naciones Unidas y los principios fundamentales del derecho internacional. La soberanía no es negociable. Las instalaciones nucleares bajo las salvaguardias del OIEA no deben ser objeto de ataques. No se debe permitir que la fuerza armada sustituya a la diplomacia. No se puede permitir que el régimen israelí reescriba las normas de conducta internacional mediante reiteradas violaciones y provocaciones calculadas. El camino hacia la paz comienza con la rendición de cuentas, y el sistema internacional debe hacer gala

En ONU Nicaragua condena medidas unilaterales como crímenes de guerra económica

Naciones Unidas, Nueva York Lunes, 16 de Junio de 2025  La Delegación de la República de Nicaragua ante las Naciones Unidas participó este Lunes en una sesión especial de la Asamblea General, dedicada exclusivamente a considerar, debatir y denunciar los impactos negativos de la imposición ilegal de las Medidas Coercitivas Unilaterales contra Estados soberanos.  La reunión contó con las intervenciones del Compañero Yván Gil, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela; así como, de representantes de Uganda, en nombre del Movimiento de Países No Alineados (NOAL); de Irak, en representación del Grupo G77+China; de Zimbabue, en nombre de la Comunidad de África Meridional para el Desarrollo (SADC); de Malasia, por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); de Gabón, por el Grupo Africano; y de delegaciones de Nicaragua, Rusia, China, Irán, Cuba Belarús, Eritrea, Guinea Ecuatorial, República Popular Democrática de Corea, Sudáfrica, entre otros Estados.  En representación del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN), el Compañero Jaime Hermida Castillo, Embajador y Representante Permanente de Nicaragua ante las Naciones Unidas, reafirmó la firme condena de Nicaragua a las medidas coercitivas unilaterales, calificándolas como herramientas de guerra económica utilizadas para imponer sumisión política, socavar la independencia y frenar el desarrollo de los Pueblos.  El Compañero Hermida denunció que estas medidas coercitivas, muchas de carácter extraterritorial, constituyen una violación flagrante del derecho internacional y de principios fundamentales como la soberanía, la no intervención y la igualdad jurídica entre los Estados.   Denunció que Estados Unidos, con el respaldo de la Unión Europea y otras potencias, ha convertido las sanciones en una herramienta sistemática de su política exterior, utilizada para forzar cambios de gobierno, desestabilizar economías, interferir en asuntos internos y quebrar la voluntad soberana de los Pueblos.  Asimismo, destacó que más de 30 países enfrentan algún tipo de sanción, lo que ha privado a millones de personas del acceso a alimentos, medicinas, tecnología, combustible y financiamiento, como resultado de estas políticas crueles e inhumanas.   En su declaración, también denunció la hipocresía de ciertos actores que, mientras insisten en imponer medidas coercitivas unilaterales contra Estados soberanos bajo pretextos políticos egoístas, guardan silencio o actúan con complicidad ante las violaciones masivas de derechos humanos y el genocidio permanente contra el pueblo palestino.  Finalmente, el Embajador Hermida, expresó la solidaridad militante de Nicaragua con todos los gobiernos y pueblos que resisten estas medidas criminales, destinadas a provocar pobreza y terror, y afirmó que mientras algunos promueven guerras, bloqueos e injerencias, Nicaragua seguirá levantando su voz por la paz, la justicia social y la verdadera hermandad entre los Pueblos del mundo.