Contra todo pronóstico, Unión por la Patria revirtió el duro revés de las primarias y el peronismo recuperó la impronta de “partido de poder” que lo caracterizó durante sus 78 años de historia. Frente a un Milei estancado respecto a las elecciones preliminares, el candidato Sergio Massa promete ampliar la base y convocar a un Gobierno de unidad, informó Sputnik.
Si el shock electoral de las primarias del 13 de agosto —que ubicaron a Javier Milei como favorito para la presidencia— parecía haber torcido definitivamente el rumbo político del país, la recuperación y resiliencia del oficialismo dio el segundo batacazo electoral del año. Ahora, los dos espacios que echaron por tierra las previsiones de las encuestas se enfrentarán en un balotaje sin precedentes.
Con el viento de cola que supuso el formidable desempeño del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof fue reelecto con el 44,87% de los votos —ocho puntos por encima del 36% que había obtenido en las primarias—, Sergio Massa se consagró como el candidato más votado de la jornada, al concentrar el 36,6% de los sufragios, seis puntos arriba del outsider Milei, y vencedor también de la macrista Patricia Bullrich, dirigente de Juntos por el Cambio relegada al tercer puesto, con apenas el 23,85% de apoyo.
Entre las primarias y las generales, Unión por la Patria pasó del 27 al 36,66% de los apoyos electorales. En tanto, La Libertad Avanza, referenciada en Milei, apenas creció del 29,86 al 30,03%. La fuerza derrotada, Juntos por el Cambio, cayó del 28 al 23,85%.
“El dato de la noche es que el Gobierno se mantiene competitivo, lo cual era algo muy poco advertido por las encuestas después del resultado de las primarias. Hubo un beneficio mutuo de Kicillof y Massa, porque entre los dos se apalancaron hacia arriba. La provincia fue una locomotora para el peronismo“, dice a Sputnik el analista político Facundo Cruz.
“En todas las provincias el peronismo subió respecto a los votos propios que había obtenido en las primarias, lo que demuestra que se trata de un crecimiento nacionalizado pero simultáneamente anclado en distritos específicos que lo apalancaron, como la provincia de Buenos Aires”, resume el politólogo.
Según el analista, una clave de la recuperación debe rastrearse en la convocatoria a la participación electoral, que en las primarias había marcado apenas el 70,4%, mínimo histórico para una elección presidencial desde la restauración de la democracia, alcanzada en 1983.
Cruz explica que un amplio sector de quienes decidieron acudir a las urnas pese a su abstención previa —siete puntos del padrón, para un total del 77,6%— se volcaron por el oficialismo.
“Creo que hubo una movilización general del peronismo desde abajo, y eso se hizo sentir. En este caso, el aumento de la participación electoral benefició al Gobierno. Esto rompe con la biblioteca teórica: en este contexto se esperaba que un aumento de la participación fuera a votar a la oposición, pero parece que terminó sucediendo lo contrario”, apunta el investigador.
Otra clave del buen performance de Unión por la Patria remite al líder que condensó la conducción del movimiento: ni el presidente Alberto Fernández ni su vicemandataria, Cristina Fernández, decidieron disputar la centralidad del ministro de Economía Sergio Massa, quien compartió escenario exclusivamente con el gobernador Axel Kicillof en el cierre de campaña.
Consultado por Sputnik, el consultor Julio Burdman remarca la oportunidad que la remontada ofrece al candidato. “Massa ahora puede construir un liderazgo que antes no tenía: esta victoria va a ser vista como exclusivo mérito de él”, sostiene el analista.
“Massa tuvo este buen resultado con total independencia de la gestión, creo que nadie puede votarlo por los números de la inflación. El apoyo tiene que ver con otras razones, como los valores, se presentó como un dirigente de familia, que lleva la palabra ‘patria’ en el nombre de su fuerza. Fue una campaña con valores más bien conservadores”, señala Burdman.
Cruz coincide con la lectura de su colega, y aporta que “Massa no solo se consolida como líder del peronismo, sino que ahora tiene capital de legitimidad interna en el espacio y externa hacia la sociedad: circula la idea de que él puede enderezar el barco. Le están dando un nuevo cheque para que el peronismo vuelva a gestionar la economía“.
Si Unión por la Patria supo capitalizar el aumento en los ciudadanos que acudieron a las urnas, el contraste con La Libertad Avanza resulta formidable: el partido de Milei prácticamente mantuvo el porcentaje de las primarias, aun cuando tras lograr el primer puesto sus dirigentes deslizaban la posibilidad de una victoria en primera vuelta, mediante el 45% de los sufragios.
“Es casi como si hubiera perdido votos, algo sorprendente”, resume Burdman. Según el especialista, el libertario cayó en errores no forzados, como su pública oposición al papa Francisco que, además de ser argentino, representa una figura de gravitante peso en diversos estratos sociales.
“El gran desacierto de Milei fue la confrontación con la iglesia: La Libertad Avanza perdió votos en las provincias más católicas, sobre todo en el norte del país”, remarca el consultor.
“Milei tenía dos puntos fuertes: la dolarización y la bandera contra el aborto. Tenía al voto católico antiaborto y, repentinamente, decidió alejarse del papa y del Vaticano. Esto generó una reacción inmediata: fue prácticamente darse un disparo en el pie”, explica el analista.
Una lectura abstraída de la coyuntura debería mirar el contraste entre la imagen de la que Juntos por el Cambio, encabezado por Patricia Bullrich, presumió durante gran parte del 2023, según la cual se perfilaba como favorita para derrotar al Gobierno y expresar el “cambio posible”, en contraste con el armado de Milei, carente de estructura a nivel provincial.
Tras haber quedado posicionada en tercer lugar, la coalición opositora pareció haber ingresado en un laberinto respecto a su estrategia de campaña, en la que no terminó de polarizar con Milei, sino que reforzó su discurso contra el peronismo.
“La propuesta de Juntos no llegó a la ciudadanía: fue rechazada como coalición opositora para enfrentar al Gobierno, entre quienes son opositores que terminaron eligiendo como principal fuerza a La Libertad Avanza. Parece ser que hay un ciclo agotado en Juntos por el Cambio, y la gran pregunta es qué chances tiene de mantenerse unido”, considera Cruz.
“Juntos por el Cambio perdió prácticamente en todos los distritos. Esto habla del límite de Patricia Bullrich como referente del espacio. La coalición tuvo mucha dificultad para resolver el problema del liderazgo y transferir ese capital político hacia una nueva figura. Todo indica que puede llegar a haber algún rompimiento”, augura el politólogo.
Si las elecciones presidenciales en Argentina devinieron en incógnita, el balotaje constituye directamente una quimera: con Sergio Massa apelando constantemente a un gobierno de unidad con sectores de la Unión Cívica Radical (accionista de Juntos por el Cambio), todo indicaría que Milei se volcaría por seducir a los más duros del espacio, como los referenciados directamente en el liderazgo de Bullrich o del expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
“Seguramente lo que venga sea una alianza entre Milei y Macri, en la cual este último va a imponer algunas condiciones para racionalizar la estrategia para la segunda vuelta, solicitando el desembarco de dirigentes propios y demás. De todos modos, no creo que Milei se deje ser intervenido fácilmente”, explica Burdman.
“Ahora, el juego que se abre es entre un Massa fortalecido y la incógnita de la alianza entre Milei y Macri. Lo que no queda claro es cómo accionará el libertario. Creo que va a acercarse al expresidente para plantear una estrategia conjunta, pero el escenario está abierto”, sostiene el analista.