Revolución islámica, logros y horizontes futuros

El 10 de febrero de 2025 marca el inicio de una nueva página en la historia de Irán. Este día coincide con el 46 aniversario de la victoria de la Revolución Islámica liderada por el Imam Jomeini en Irán. Antes de este gran acontecimiento, Irán estaba bajo una dictadura interna y, al mismo tiempo, se había convertido en el escenario de intervención de potencias extrarregionales en los pilares político, cultural, social y económico del país. Con la victoria de la revolución popular en febrero de 1979, Irán entró en una nueva era en la que ya no había lugar para la tiranía y la influencia extranjera sobre el destino del pueblo, y por supuesto no habrá más.

Las naciones progresistas la época, en unmomento histórico, tomaron una decisión valiente y enfrentaron las dificultades de la lucha y la perseverancia con entusiasmo y gracias a su esfuerzo e inteligencia han logrado alcanzar una posición de dignidad e independencia. Un ejemplo de tal epopeya se ha visto en otras regiones del mundo, incluida Nicaragua, con el liderazgo y la dedicación del Comandante Presidente Daniel Ortega Saavedra.

En Irán, se pusieron en la agenda grandes metas como deshacerse de la dependencia de los ingresos petroleros, confiar en las capacidades internas, mejorar las condiciones económicas y el nivel de bienestar social del país, y con cohesión nacional y basándose en las capacidades internas, se lograron enormes logros de  modo que Irán, unas décadas después de la revolución islámica, se ha posicionado a nivel mundial como uno de los países líderes en innovación científica, cantidad y nivel de calidad de universidades y estudiantes, producción y desarrollo de productos farmacéuticos, éxitos deportivos, progreso en diversos campos como las células madre, nanotecnología, producción de acero, cemento, productos minerales, automóviles, construcción de refinerías y complejos petroquímicos, industria nuclear pacífica autóctona, industrias de defensa y tecnologías en el ámbito del espacio aéreo y otros campos. 

Estos logros se han obtenido a pesar de obstáculos y enemistades como la guerra de ocho años de Saddam Hussein de Iraq contra Irán, el equipamiento y apoyo a grupos terroristas y extremistas para operaciones en Irán, el asesinato de élites científicas y capital humano, y las sanciones ilegales e inhumanas por parte de Estados Unidos y sus aliados.

Por supuesto, estas sanciones y restricciones a largo plazo han tenido un impacto devastador en el desarrollo y progreso de Irán, afectando especialmente los derechos humanos de los iraníes. Uno de los aspectos más dolorosos de esta situación es la imposibilidad de acceder a los medicamentos necesarios para pacientes con enfermedades incurables. Los daños económicos, educativos y sociales causados por estas sanciones son incalculables. A pesar de ello, la defensa de la justicia, la dignidad humana y la libertad de todas las naciones ha sido una prioridad en la estrategia de la República Islámica de Irán, lo cual ha supuesto un alto costo, tanto material como inmaterial.

El nuevo gobierno de Irán busca una política exterior dinámica y al mismo tiempo establecer relaciones equilibradas con todos los países. Por supuesto, hay excepciones. Actualmente, el plan de Irán para beneficiarse de la tecnología y la industria nuclear con fines pacíficos está en la cima de sus cuestiones internacionales, y cabe señalar que la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo en este sentido también está en la agenda. Lo que hace aceptable la lógica del acuerdo nuclear es el fomento de la confianza en el programa nuclear de Irán a cambio de la eliminación de todas las sanciones. En este sentido, una revisión de lo sucedido hasta ahora muestra que el lenguaje de las amenazas no funciona contra Irán, pero Irán ha acogido con agrado el lenguaje del respeto y el respeto por los intereses mutuos. Sobre la base de este enfoque, las negociaciones del Plan de Acción Integral Conjunto en 2015 (Abreviado en inglés como JCPOA) condujeron a un acuerdo que fue bien recibido por el mundo entero. Entonces se puede repetir. Lamentablemente, tras este acuerdo  EE.UU  optó por la opción de las amenazas, la continuación de las sanciones y finalmente la retirada unilateral del JCPOA. Pero estas amenazas y sanciones contra Irán han fortalecido y desarrollado aún más las capacidades de la industria nuclear pacífica y la industria de defensa, basándose en las capacidades nacionales. 

Pues, las sanciones no han funcionado y han profundizado la desconfianza hacia Irán, y la prioridad actual es superar esta situación. Debe haber suficiente confianza para que Irán vuelva a entrar en las negociaciones. Parece que es posible llegar a un acuerdo en este ámbito.

El acuerdo anterior todavía no está del todo muerto y otras partes excepto EE. UU, lo creen. El programa nuclear de Irán es pacífico y actualmente no hay ningún deseo por parte de las altas autoridades del país de cambiar este enfoque. Aunque se han planteado opiniones diferentes en la opinión pública y las élites.

No debe olvidarse que el mundo actual prefiere el multilateralismo al exclusivismo y que el ámbito internacional avanza hacia la escucha de las voces de todas las naciones.

La opción de la diplomacia todavía está disponible siempre y cuando exista una voluntad real entre todas las partes. Sin ese compromiso y deseo mutuo, un enfoque alternativo estará siempre en el alcance de Irán. Sin lugar a duda, la nación iraní continúa su camino hacia la realización de sus grandes objetivos.

“Ojos que ven no envejecen”

Abbas Mehraliyan

Encargado de Negocios de Irán

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